Esta vez seguro que hago mía tu respuesta. Fuiste la primera en hacer cosas como esta. Me has hecho sentir realmente mal, y supongo que yo te hice sentir igual. No me das tiempo para recorrer el laberinto de tu vanidad. Casi pondríamos llevarnos bien como si fuera una necesidad. En el momento justo en que te abrís como a propósito no quiero entrar, y cuando me abro yo te comportas horrible. Que será, que será. Será lo que Dios disponga para mí, para vos, por los dos. Que el cielo nos corresponda. Es tan evidente que te gusta que te atiendan. Es tan increíblemente aguda tu destreza. Eso que te lleva a ser el alma de la fiesta, deber ser la búsqueda de afecto. Ahora déjame decirte que en ese campo yo me puedo dar. Pero ante todo deberás saber que si me atacas me lastimarás. Fue tan extraño lo que nos paso y sin embargo ahora estamos aquí, ¿reclamándonos que? Poniéndonos a prueba. Que será, que será. Será lo que Dios disponga para mí, para vos, por los dos. Que el cielo nos corresponda. Y lo de anoche ya no me lo hagas, has agitado la maldad en mí. Debemos relajarnos de aquí en más, de otra manera no podré vivir. Yo te prometo que te escucho más, asegurá que no me criticás. Tratémonos mejor, es lo que recomiendo. Que será, que será. Será lo que Dios disponga para mí, para vos, por los dos. Que el cielo nos corresponda.
21 de noviembre de 2010
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